La
plaza de la Magdalena es el referente del Jaén antiguo. Frente a la iglesia se alza el nacimiento de aguas conocido como el
Raudal, lugar en el que nació la mítica leyenda medieval del lagarto de Jaén. Cuentan que aquí dormía un monstruoso lagarto que tenía atemorizada a la población. Un joven pastor ideó un plan para acabar con el saurio. Le ofreció un cordero cuyas tripas estaban llenas de pólvora. Reventó al comerlo y desapareció la amenaza. El lagarto es, desde entonces, el animal que simboliza a la capital. Junto al Raudal hay una casa que muestra en su fachada la o Estrella de David. Existe la creencia que en ella habitó la familia de Hasday ibn Shaprut, un judío jiennense que alcanzó el rango de visir de los califas cordobeses Abd al-Rahman III y su hijo Al-Hakam II. La plaza soportalada está presidida por la
iglesia de La Magdalena, construida entre los siglos XV y XVI sobre una antigua mezquita. Destaca por su portada de estilo gótico isabelino. De su pasado andalusí conserva el patio de abluciones y el arranque restaurado de su alminar.
Gime entre estrellas
la guitarra
Con un regusto a
palmas y cantar,
Que revoletean entre
dedos las cuerdas
Acariciando “Reyes”,
el arábigo español.
Reflejos de luna y
plata
Sobre las sombras del
olvido,
Que guarda su noble
leyenda
Con aires de pena y
dolor.
Recuerdo con
expectante anhelo
Como sopla el viento
de Jaén,
Que hace mella en la
bella Magdalena,
Dejándola repleta de
soledad.
Y en el embrujo de su
plaza
Un llanto se esconde
herido,
Al que jamás el
destino
Borrara algún día su
nombre.
Llora la seguidilla
en el “Hueco”,
Con sentimientos y
esperanza,
Que busca el duende
entre barriles,
De roble noble, y
vino viejo.
Así es mi plaza, pura
raza,
Cristiana, moruna y
gitana,
Quien pudiese de
nuevo en ella florecer
Como florece, la
flor del almendro.
Miguel de la Torre
Padilla
Tomas Reyes, maestro de maestros en el arte de la guitarra.
Hueco, taberna típica del barrio