domingo, 5 de agosto de 2012

Luna Jaenera





Altanera resplandece la luna
Acariciando la aristas del castillo,
Que manda sobre esta ciudad adormecida,
En las torres de su hermosa Catedral.
 
Apenas luce el sol matutino
Busca como colarse entre callejas,
Que en el Arco del Consuelo desemboca
Buscando la techumbre mudéjar.
 
Bullen las aguas en la Pila del Pato
Ante la grandeza Nazarí,
Que buscan en sus baños los recuerdos,
De raíces perdidas en antaño.
 
Y a Jaén lo rodean las leyendas
Por cada barrio, por cada rincón,
Dejando morir la cultura,
De una ciudad que venera al “Abuelo”.
 
Anaranjado agoniza hoy el sol
Ante la mirada de la Torre del Concejo,
Asomándose para ver el dolor,
De un calvario, repleto de olvido.
 
Besan las estrellas la Puerta del  Ángel,
Que cerraron la capital del Santo Reino,
Tras las reja del maestro Bartolomé,
Con tilde, como la ciudad en que vivimos.

 

Miguel de la Torre Padilla

sábado, 4 de agosto de 2012

Plaza de la Magdalena



La plaza de la Magdalena es el referente del Jaén antiguo. Frente a la iglesia se alza el nacimiento de aguas conocido como el Raudal, lugar en el que nació la mítica leyenda medieval del lagarto de Jaén. Cuentan que aquí dormía un monstruoso lagarto que tenía atemorizada a la población. Un joven pastor ideó un plan para acabar con el saurio. Le ofreció un cordero cuyas tripas estaban llenas de pólvora. Reventó al comerlo y desapareció la amenaza. El lagarto es, desde entonces, el animal que simboliza a la capital. Junto al Raudal hay una casa que muestra en su fachada la o Estrella de David. Existe la creencia que en ella habitó la familia de Hasday ibn Shaprut, un judío jiennense que alcanzó el rango de visir de los califas cordobeses Abd al-Rahman III y su hijo Al-Hakam II. La plaza soportalada está presidida por la iglesia de La Magdalena, construida entre los siglos XV y XVI sobre una antigua mezquita. Destaca por su portada de estilo gótico isabelino. De su pasado andalusí conserva el patio de abluciones y el arranque restaurado de su alminar.


Gime entre estrellas la guitarra
Con un regusto a palmas y cantar,
Que revoletean entre dedos las cuerdas 
Acariciando “Reyes”, el arábigo español.

Reflejos de luna y plata
Sobre las sombras del olvido,
Que guarda su noble leyenda
Con aires de pena y dolor.

Recuerdo con expectante anhelo
Como sopla el viento de Jaén,
Que hace mella en la bella Magdalena,
Dejándola repleta de soledad.

Y en el embrujo de su plaza
Un llanto se esconde herido,
Al que jamás el destino
Borrara algún día su nombre.

Llora la seguidilla en el “Hueco”,
Con sentimientos y esperanza,
Que busca el duende entre barriles,
De roble noble, y vino viejo.

Así es mi plaza, pura raza,
Cristiana, moruna y gitana,
Quien pudiese de nuevo en ella florecer
Como florece, la flor del almendro.

                                                          Miguel de la Torre Padilla

Tomas Reyes, maestro de maestros en el arte de la guitarra.
Hueco, taberna típica del barrio

martes, 31 de julio de 2012

Llora Jabalcuz


El balneario y jardines de Jabalcuz poseen unos amplios valores arquitectónicos y artísticos, interviniendo en ellos autores de académico prestigio, a los que han de añadirse los valores sociales, paisajísticos y botánicos que aún permanecen en un paraje cuya amplia trayectoria temporal está plenamente vinculada a la historia de la ciudad de Jaén, constituyendo como espacio público periurbano un hito en su urbanismo


Lloran los álamos en otoño
Al compás de los olmos entristecidos,
Que mudos entre brozas y tristezas
Los martirizan, las manos atroces.

Sopla el viento de Jabalcuz
Sobre esta terrible dejadez,
Que deja helada la esperanza
Y hundido a tan bello paraje.

Lo que daría, por no llorar al mirarlo
Y estremezco al soñar su belleza,
Envuelta en tanta desilusión
Que llora Jabalcuz, mirando su jardín.

Desamparado de esta vieja ciudad
Arrugada, pobre y diminuta,
Que sus puertas entre rejas cerraron
Para hacer más triste su abandono.

 En su fuente duerme el verdín
Que antaño, noble tubo su cuna,
Con veredas de rosas melancólicas
En tiempos, cuidadas y hermosas.

El musgo crece en su bella escalinata
Ante las impiedades que los años dejaron,
En este jardín de cuentos de hadas
Que tiene entre penas, las horas contadas.



                                                                Miguel de la Torre Padilla

domingo, 29 de julio de 2012

Para “Estela”

A Estela la conocí en Essen Alemania en el año 1962. Ella tenia cuatro años, yo seis. Estela era Griega y a su corta edad hablaba Griego, Aleman, Italiano, y Español. PerdÍ todo contacto con ella en 1965.


Hay un eco profundo en mi alma
Y un quejido en mi corazón latente,
Que retumba tu nombre “Estela”
Como un canto permanente.

 Fui duro y cruel contigo,
siendo un niño rebelde,
Que no supe ver tu cariño
Ni la inocencia de tu frente.

 Hoy te busco entre los rincones
Y entre mis sueños emerges,
Con la dulce carita de ángel,
Ante mi corazón indulgente.


 Tú presencia esta conmigo
Y en mi corazón latente,
Estás en la distancia
Y estás en mi presente.

 Estás en mis sueños
Y estás en mi mente,
Y en todos mis días
Aunque estés ausente.

Y mi corazón no entiende
Lo que mi alma siente,
Cuajada de ilusión,
Y la esperanza de verte.



                                                  Miguel de la Torre Padilla